sábado, 27 de febrero de 2016

PANDEMIA Z: SUPERVIVIENTES 004

¿Qué ocurre Elsa? ¿Aún no lo puedes creer? ¿Pensaste que tu mundo no podía caer, que tu vida sería estable? ¿Qué serias siempre independiente y feliz? Se siente mal este frio y esta hambre que ahora te invade, recogida en el pequeño espacio entre capas al que ahora llamas refugio, escapando de las voraces mandíbulas de 2 especímenes sacados del infierno ¿será que no puedes con este reto? ¿Optaras por rendirte y ser parte del ejército oscuro?
Los seres tambaleaban, luego de varias horas que actuar excitados buscando a su presa sin éxito, el hombre se detuvo cerca de su posición inicial y la mujer plantó posición a pocos metros de la puerta del cuarto de copias. Elsa se hallaba desfalleciendo por el hambre y la sed, su mirada era borrosa, sus labios se habían agrietado, su respirar era lento y difícil, sus ganas de vivir se estaban escapando. Debía pensar rápido en un plan pero su cerebro no funcionaba, luces chispeantes interrumpían su panorama, era su cuerpo dándole la alerta, necesitaba combustible y atención medica primaria, era una advertencia seria.
¿Qué día era Elsa? ¿Recuerdas cuánto tiempo pasó desde que tu mundo cambio? ¿Quieres saber los datos sobre cuánto tiempo aguanta el cuerpo humano sin agua ni comida? ¿Quieres saber si sobrevivirás a esto? Los dedos de la abogada tenían ligeros tics, eran parte de las reacciones naturales del cerebro cuando “cree” que está muriendo, los sistemas de su cuerpo comenzaban a fallar y su organismo priorizaba lo que era relevante, entonces ella, de a pocos, se iba de este mundo.
La ciencia es bastante acertada cuando de datos se tratan, aunque siempre está la opción “ahora le toca al paciente luchar” y con ello se refieren a que no puede cuantificar la voluntad de un ser humano por aferrarse a la vida, la fuerza que guarda entre dientes, la intensión que la frustración crea, el negarse a morir. Elsa se reincorporó, su físico estaba al límite pero ella ya casi no sentía dolor, se asomó al espacio por donde ingresó y vio los pies de Samanta, la idea era básica, brutal, salvaje: bajar hasta llegar a la mujer y golpearla con lo que fuese hasta “matarla”, no era en definitiva una estrategia gloriosa pero la mente de la abogada estaba partida y no lograba hilar correctamente los pensamientos, en su condición era lo mejor que podía hacer.
Su cuerpo se deslizó como si se tratarse de una serpiente que desciende de un árbol, primero sus piernas hasta que sus pies descalzos tocaron la máquina de fotocopias, luego su dorso correctamente formado, al bajar se remangó la ropa que llevaba y se hizo evidente el hambre que recorría bajo su piel, sus costillas se notaban como en un radiografía, por ultimo su cabeza y brazos, su mirada iba directamente a la presencia de Samanta que no había notado a su presa.
En el instante es que la abogada había terminado su descenso logró ver la guillotina a un lado de la mesa donde estaban los bloques de hojas en blanco “claro, la estúpida guillotina” pensó entonces su plan fue tomando forma, debía retirar la hoja filosa del artilugio y con ella violentar el cráneo de Samanta, Elsa no sabía aun que ese era el “punto débil” de estas bestias, para ella la definición exacta de “muerto viviente” aún no estaba clara, tampoco sabía si estaban muertos o solo eran “locos caníbales con heridas supurantes, crueles y sin capacidad para sentir dolor”, lo único de lo que estaba segura era que por lógica destruir el cerebro acababa con la mayoría de los seres vivos.
Entonces se dirigió hacia la guillotina, tantas veces vio en películas como algún accidentado héroe retiraba la hoja con un ligero movimiento, debía ser fácil entonces, sin embargo para Elsa la realidad termina siendo muy diferente a la ficción, la hoja estaba sujeta fuertemente por un perno al resto del aparato “la seguridad ante todo”, forcejeo una y otra vez con el mango tratando de zafarlo, a medida que jalaba más se frustraba y más ruido hacía.
Al fin logró desencajar todo el artilugio separándolo de la mesa, un: “¡hijo de puta!” se escapó desde sus cuarteados labios al fallar en su misión pero aquello solo complico su vida, Samanta escuchó la voz de su presa y reingresó al cuarto, vio a Elsa que apenas soportaba la maquina corta papeles, y soltó un gruñido salvaje y gélido, entonces Samanta arremetió contra Elsa y ella, comprimiendo todos sus esfínteres, lanzó un movimiento mal calculado que blandió toda la máquina y terminó empotrándola en el rostro de Samanta, dientes y carne se desprendieron mientras el cráneo de la chica de limpieza se quebrada contra la pared.
Elsa cae al suelo jadeando con las pocas fuerzas que le quedan, Samanta aún no está del todo fuera de combate pues da la apariencia de querer reincorporarse y el otro sujeto frente a la ventana nota el alboroto y encamina hacia la oficina.
Elsa ¿en serio pensabas que sería fácil vivir en este nuevo mundo?



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